Data de los felices años 20, unos años mágicos. España no se había metido en la guerra mundial, y tuvo una postguerra muy feliz.
Los españoles conocieron el hedonismo, la buena vida, y por consecuencia se incremento el vicio del tabaco inhalado (el celebre rape). Todos los hombres que se preciaba de elegantes llevaban en su bolsillo un bonito recipiente, en forma de caja, donde había polvo de tabaco (rapé), que se intercambiaba como signo de cortesía ¿quieres echar un polvo?. Pero como era de mala educación inhalar ante señoras, los hombres cuando sentían el sindrome de abstinencia se salían del salón, con la excusa de echar un polvo.
Pero muchas veces la ausencia del salón, no era exactamente para inhalar rapé sino para tener un encuentro con alguna damisela en las habitaciones altas que tenían todas las casas de "buena familia", y se ausentaba diciendo: voy a echar un polvo, y se perdía por las habitaciones, donde se encontraba con su amante para un encuentro sexual.
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