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viernes, 19 de marzo de 2010

¿rebaños de consumidores?

Es su batalla por obtener nuestro dinero y nuestra lealtad. Las compañías estudian el cerebro. Es "lo último" en el área de los negocios y la tecnología lo permite.

En este tipo de investigación de mercado, que se realiza en el nivel neurológico, los participantes deben colocarse una gorra provista de sensores que registran la actividad cerebral, al tiempo que la persona observa publicidades de diferentes productos.

El estudio intenta medir la respuesta emocional, la atención y la memoria del participante. La electroencefalografía (EEG) –una exploración neurofisiológica que no es dolorosa y se basa en el registro de la actividad cerebral- les permite a los investigadores observar los impulsos eléctricos en la corteza cerebral.
La EEG ha sido utilizada durante aproximadamente 90 años y se emplea frecuentemente en el diagnóstico de la epilepsia.

En las últimas dos décadas, esta tecnología ha avanzado notoriamente. La actividad cerebral solía ser registrada utilizando bolígrafos sobre una faja de papel en movimiento, pero ahora puede ser digitalizada e instantáneamente representada en gráficos.

El aparato también se ha vuelto mucho más pequeño y portátil. En opinión de los expertos en marketing, ahora el equipo puede ser utilizado de forma más amplia como una herramienta para el estudio de las reacciones de potenciales consumidores.

Secretos comerciales
Te colocan algo similar a un gorra de natación llena de agujeros. Te conectan los sensores -para captar la actividad de las ondas cerebrales 2mil veces por segundo- a través de los huecos. Luego te aplican un gel para registrar las señales eléctricas del cerebro y, a la vez, te colocan dos sensores cerca de los ojos para medir el parpadeo.

Laboratorio Neurofocus Europa. Director de operaciones: Darren Bridger.
"Se obtienen diferentes respuestas dependiendo de si la persona observa una pantalla grande o pequeña, por ejemplo, si se trata de un televisor o de un teléfono celular. Y si caminas por un supermercado, las reacciones serán diferentes a las obtenidas cuando el individuo está viendo una pantalla estática".
Antes de someterte a una prueba te colocan una especie de sombrero suave y flexible... Es para proteger el secretos comercial de los competidores, fundamentalmente la ubicación exacta de los sensores.

Al parecer el denominado neuromarketing -el empleo de técnicas pertenecientes a la neurociencia al ámbito de la mercadotecnia- es un negocio implacable: en el mundo de la comercialización y las marcas, es alto el interés en los potenciales clientes.
Los gráficos de colores durante la prueba van desglosándose en indicadores de atención, emoción y memoria. Los algoritmos se utilizan para calcular qué escenas le gustan más a una persona.

animalitos
Quentin Baldwin, de Neurofocus, le dijo a un reportero de la BBC que hizo la prueba: "A usted le gustan los pingüinos. No es inusual. La mayoría de las personas se siente atraída por ellos, porque los movimientos de estos animales se asemejan al caminar de los niños pequeños". Luego le dijo que le gustaban las jirafas y las caras.. "Como seres humanos, nos atraen mucho los rostros, especialmente detalels como los ojos, y esto se observa en el nivel neurológico",
Podría ser muy difícil establecer con exactitud qué es lo que dicta la elección del consumidor, según la profesora Nilli Lavie, del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College London.

En una muestra real participan por lo menos 24 personas y se utilizan entre 64 y 128 sensores por cabeza, con el objetivo de medir la reacción a los mensajes de una empresa y sus productos.
Compras subconscientes
El neuromarketing se un tema controvertido en el área de la comercialización y dentro de la comunidad científica.
Lavie dijo preferir otra técnica de neuroimágenes. Según ella, la resonancia magnética funcional (IRMf) da una indicación más clara de lo que sucede en la mente del consumidor. Permite definir mejor cuáles áreas del cerebro están activas. in embargo, esta opción es muy costosa.
Al parecer, como nunca antes, nuestro subconsciente está involucrado en la experiencia de la compra.

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